domingo, 16 de octubre de 2011

Ensayo sobre la libertad de la obediencia


LA LIBERTAD DE LA OBEDIENCIA
Por un Cartujo
La obediencia es una palabra que poco suena en nuestro tiempo, muchos huyen de ella pues creen que es sinónimo de esclavitud, pero la verdad es totalmente diferente y el autor de este libro, un cartujo, nos demuestra a través de ciertos personajes de la Biblia, de la experiencia cristiana, de la Iglesia y del mismo Jesucristo que la obediencia nos hace libres.
1.      La obediencia en la biblia: la palabra de Dios llama a toda la creación a la existencia y esta le obedece con alegría. En esta primera parte se destacan varios personajes de la Biblia:
·         Abraham, Dios suscita su fe y la purifica pasándola por la obediencia. Es probado en la obediencia y él es capaz de cumplir la voluntad y los designios de Dios.
·         Jesucristo, desde su obediencia desborda el inmenso cuadro de la historia humana. La voluntad del Padre es su alimento y su vida, mostrándose obediente a todo lo que implica esta voluntad: la ley judía,  a sus padres, las autoridades, pero siempre actuando con libertad.
·          La alianza: Dios ha escogido un pueblo para que sea el suyo y realice su designio, le ha dado una ley para que el pueblo sea digno de Él. Lo escoge como pueblo suyo, como propiedad, no como esclavos.
2.      La obediencia de San Juan: el evangelista quiere dejar muy claramente en descubierto las realidades profundas de Jesús que es el verbo encarnada, Hijo con relación al Padre en el seno de la santísima trinidad.
3.      La obediencia en San Pablo y en la carta a los hebreos: para San Pablo todo el drama de la historia de la salvación se reduce a una cuestión de obediencia a Dios, además, la fe se convierte en un acto de obediencia. Cristo obedece hasta la muerte y una muerte de cruz. En la carta a los hebreos se destaca que Cristo es sacerdote por toda la eternidad y que su vida es la expresión de obediencia fundamental al designio de la salvación del padre. Jesús nos ha trazado un camino de sacrificio y de obediencia en la esperanza y la fe.
4.      La obediencia en los padres del desierto: el objetivo inmediato de la fuga al desierto de los primeros padres era seguir a Cristo en la renuncia, condición de la búsqueda exclusiva de Dios en la soledad, búsqueda que representaba el ideal del monje. La obediencia religiosa no fue practicada de inmediato, esta fue descubierta a la luz de la experiencia como un bien espiritual muy elevado. El obediente abandona todas sus voluntades y por esta razón tiene una gloria más grande. El monje debe  a la obediencia la eficacia de su oración.
5.      La obediencia en los monasterios: en el contexto de una vida comunitaria, una regla fija de vida adquiere toda su importancia y delimita la zona del ejercicio de la autoridad del superior. La regla de San Benito comienza con una exhortación a la obediencia que abarca toda la vida del monje. San Benito irá tan lejos en la ascesis de la voluntad propia que invitara al monje a obedecer no solo al superior, sino a cada uno de sus hermanos.
6.      Evolución de la práctica de la obediencia: en la edad media la Iglesia tiene la tendencia a ser considerada como una sociedad visible, y los lazos de la autoridad institucional están fuertemente subrayados. Se habla además de una obediencia social y de la obediencia del discípulo hacia su maestro espiritual. Dos clases de obediencia: obediencia interior, obediencia exterior.
7.      La obediencia según el decreto Perfectae caritatis  del concilio vaticano II: El numeral 14 resalta la obediencia como ofrenda de la propia voluntad y esto es precisamente lo que hacen los religiosos cuando toman sus votos de pobreza, castidad y obediencia, por la fe se someten a sus superiores, estos a su vez debe fomentar una sumisión voluntaria y por tanto humana.
8.      La obediencia según los estatutos renovados.  el retorno a Dios es por medio de la obediencia, imitando a Jesucristo que vino a hacer la voluntad del Padre, exige la donación total, la obediencia a Cristo en la persona del prior con paciencia, humildad, amor, alegría, colaboración, libertad de espíritu, docilidad y responsabilidad.
9.      La obediencia de María: es una obediencia marcada por las características de humildad, virginidad y abandono. El sí de María al plan de Dios es un acto de fe y de obediencia. La obediencia de María aparece como el acceso a un misterio que la envuelve, la penetra y la hace fecunda de una vida nueva.
10.  La obediencia contemplativa: se trata de una actitud despierta de disponibilidad y de receptividad ante todo signo de la voluntad de Dios que provenga del interior o del exterior. La obediencia contemplativa es la apertura radical a dios en la fe, el amor y la alegría.
11.  La autoridad en el evangelio: la autoridad de Jesús viene de su relación  con el Padre, de la calidad de su persona y de su vida, refleja la bondad de Dios, su compasión y dulzura, él se presenta como el buen pastor y esta imagen va a ser asumida por la tradición para caracterizar la autoridad de Iglesia.
12.  La autoridad en Pablo y Pedro: Pablo deja aparecer todo en sus escritos “apremiado por el amor a Cristo”, está todo entero al servicio del evangelio, es consciente que solo Dios hace fecundo su trabajo. Pedro exhorta a los pastores de la Iglesia con una digna y emotiva simplicidad “que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido”.

13.  Paternidad espiritual: Dios es nuestro Padre por la creación  que nos da el ser a partir de la nada y por su redención que nos ha creado de nuevo. Los ministros en la Iglesia que aseguran la transmisión de la vida divina por la palabra y los sacramentos son llamados “ padres” desde el siglo II o III.

14.  La autoridad en la Iglesia: según la antigua tradición monástica oriental para ser padre espiritual es necesario: experiencia, amor profundo de Dios, cierta paz y clarividencia interiores, humildad, conocimiento del hombre y de las realidades de la fe, conocimiento no solo libresco, sino vivido, discernimiento de espíritus, discreción, facilidad de comunicarse, poder escuchar, el don de la palabra. La iglesia en un tiempo se alineo con la concepción sociológica que se tenía de autoridad, pero las reacciones fueron inmediatas y hubieron grandes pastores que reencontraron la inspiración evangélica.

15.  La autoridad según los estatutos renovados: la obediencia se ejerce ante una autoridad, en la cartuja la autoridad es el prior que debe ser pastor, uno que sirve, el primero en obedecer a la iglesia, a los estatutos, al espíritu y a la voluntad de Dios, es signo de amor y de unidad, proveedor de lo necesario tanto material como espiritual, pero él no está sólo pues cuenta con la comunidad y ciertos colaboradores.

16.  Dos dimensiones de la organización de un grupo, las tareas y las relaciones interpersonales: un grupo se reúne y se organiza para llegar a un objetivo común, se impone una división del trabajo. Cada individuo recibe una tarea claramente definida y delimitada. Esta organización cuenta con un espacio vital, una estructura central, fenómenos afectivos, intercomunicación, lazos de autoridad.

17.  El padre maestro de novicios en la historia de la cartuja: no aparece en la orden antes del siglo XVII, Cristo les hace a ellos como a los jóvenes que dirigen un llamado a la santidad, que se extiende a todos los bautizados. Dios y la Iglesia lo que esperan de una orden es la obediencia.





COMENTARIO DE LA OBRA
“La libertad de la obediencia” es una obra de una gran profundidad espiritual que nos enseña a vivir de acuerdo a la voluntad divina, nos revela la cara de la auténtica libertad que sólo se logra por medio de la obediencia. Es impresionante saber que el hombre entre más obedece, más libre se siente, pues últimamente se ha querido mostrar lo contrario: que la obediencia es esclavitud y encierro, pero la realidad es totalmente diferente y miles de testimonios a lo largo de la historia bíblica y de la historia de la humanidad lo demuestran. Este cartujo tiene una vivencia muy sana y perfecta de vivir la obediencia y esto es lo que transmite en su libro, además al leer estas páginas tan llenas de la experiencia de la libertad vivida, interpela nuestra propia realidad de seguidores de Cristo y miembros de la Iglesia: ¿Cuál es mi grado de obediencia a los formadores del seminario? ¿Tengo claro que obedecer es mucho mejor que desobedecer? ¿Soy consciente de que los formadores son los instrumentos de Dios y que por tal motivo les debo respeto y obediencia? ¿Estoy dispuesto a cumplir y obedecer la voluntad de Dios?
San Pío de Pietrelcina hablando de la obediencia nos dice:
“Donde no hay obediencia, no hay virtud.
Donde no hay virtud, no hay bondad.
Donde no hay bondad, no hay amor.
Donde no hay amor, no está Dios.
Donde no está Dios no hay paraíso”.
Así pues, la obediencia es la base de todas las virtudes y de la íntima relación con Jesucristo. Él mismo nos dio el ejemplo de obediencia, para que nosotros viviendo rectamente y santamente como él vivió lleguemos a la gloria eterna. Nunca podemos olvidar que el que obedece no se equivoca, y sale adelante en lo que emprende, pero esta obediencia tiene que ser llevada en alegría y humildad tratando siempre de ver en nuestros superiores al mismo Dios que nos guía por esta tierra.
La persona que se niega a obedecer está destinada al fracaso, su corazón se llena de soberbia, orgullo, autosuficiencia, va directo al abismo de la soledad y de la tristeza. Hoy en día muchos tienen que entender que la autoridad de la que gozan no es para explotar y humillar al otro, sino para orientarlo y ayudarlo en sus necesidades espirituales y materiales, si se tiene autoridad, se tiene una gran responsabilidad de vivir de acuerdo a las leyes y mandatos superiores: los que vienen de Dios.
“La ascesis es la dueña del orgullo, pero la obediencia es mensajera de la humildad”

1 comentario:

  1. Hola Juan David

    Felicitaciones por tu reflexión sobre La Libertad de la Obediencia, es muy interesante el valor de esta virtud

    Dios te guie por el buen camino

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